La Agonía

Es indispensable la agonía en una intercesión. Sin agonía no hay intercesión.

La agonía es la segundo ley en el ministerio de la intercesión y es cuando Jesús vuelve a ser visible. Es el mismo espíritu de Jesús cayendo en una persona.

Moisés tuvo ese espíritu, e hizo por medio de él, que Dios cambiará el juicio por la bendición.

Isaías 53:3

3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores y experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado y no lo estimamos. 4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, y nosotros le tuvimos por azotado, herido por Dios y afligido.

No hay nada más difícil que querer hablar con alguien y que esa persona te rechace y rechace lo que le quieres hablar.

Dios ya tenía predestinado que Jesús fuera entregado y despreciado y nadie hasta los momentos a pasado por algo parecido.

Sí dices que Jesús te salvó ¿por qué sigues viviendo de la misma manera?

Cuando vimos a Jesús no salimos a su encuentro sino que le dimos la espalda y no nos importó lo que padeció.

Muchas personas están sentadas en una congregación sin escuchar ni tener la disposición de obedecer a Dios. Viven la vida mundana pero en vez de estar afuera están adentro de una congregación, desprecian lo que Jesús hizo y padeció porque para ellos no es importante. La iglesia sigue dándole la espalda a Jesús. Jesús quizá deseando que le des una palmada diciéndole que estás con él, pero todo lo contario lo rechazas.

“Señor habla pero ayúdame a escucharte” debe ser tu oración.

Para Pedro lo que le recordó su pecado fue un gallo cantando ¿a ti qué hace que recuerdes tu pecado?

Jesús por ti se agotó, hasta el punto que no tenía fuerzas para llevar el pecado de la humanidad. Muchos humanos piensan que él merecía eso porque pecó. No ven su sufrimiento en el espíritu sino en la lógica. Cuando la verdad fue que él recibió todo lo que él hombre merecía para que fuesen salvos.

Todo esto formaba parte del plan perfecto de Dios. Sin embargo, cuando fue entregado nadie reconocía que él era el sacrificio. Hoy Dios exige que seamos su sacrificio, pero el requiere que sea de manera perfecta. No hay sacrificio que él reciba en condiciones no aptas. Jesús cuando fue sacrificio lo hizo sin pecado. Sí eres sacrificio ¿cómo está tu corazón? ¿tú vida? ¿tú mente? Tu sacrificio debe ser Santo, limpio, perfecto. No puedes traerle a Dios algo defectuoso, lleno de pecado y sucio.

Sí Dios como sacrificio no te acepta ¿qué de las personas por las que oras e intercedes? Jesús fue el sacrificio de la humanidad y aquí estamos. No puedes pensar que Dios aceptará un sacrificio sucio y dañado. En todo ese tiempo de espera para un cumplimiento bíblico, la gente hacía y deshacía y Jesús se guardaba.

La muerte del perfecto por los imperfectos duró 3 años y medio.

Debes volverte a él. Jesús no va a volver a morir por ti, pero si te vuelves a él tienes la garantía de la salvación. Cuando no tienes fuerzas espiritualmente es cuando él, por medio de sus ángeles, te levanta y además, se hace manifiesto su sacrificio. Nadie aunque muera por ti, te hará salvo.

El sacrificio de Cristo tuvo respuesta ¿por qué el tuyo no? Porque te ofreces con un corazón dañado y corrompido, por lo tanto no es agradable para él, puede que sea para el hombre pero no para Dios.

Hebreos 5:7

7 El que en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.

Jesús ofreció oraciones y súplicas, quizá tu tienes el mismo deseo pero con actitudes incorrectas y el corazón contaminado.

Su sacrificio estaba hecho para su Padre y era por toda la humanidad.

Cuando obras en tu propia justicia eres injusto para Dios y él no actúa.

Jesús sabía que él iba a morir, pero también sabía que gracias a su muerte iba a existir resultados a futuro. Lo que pasa es que actualmente la iglesia no quiere morir a este mundo. Por eso es que todo sacrificio que haces no tiene frutos. Lo de Jesús prosperó. No puedes tener excusas. Tu también eres hijo de Dios como Jesús, y no es compararse con él, es hacer lo que él hizo y como lo hizo.

Jesús tenía reverencia a su Padre, cosa que la iglesia no tiene. Mientras se alaba o mientras Dios está hablando la gente está atada mentalmente a sus cosas y entorno y pretenden tener respuesta a sus oraciones, no prospera por la vida que está viviendo. Sí cumples con lo que Dios te está diciendo, hoy mismo obtendrás respuesta.

Sí tu haz perdido la fe en Dios ¿Qué queda para las personas por las que oras?

Hay muchos que lloran en la oración pero no por la intercesión sino por la ligadura almática que tienen, y a partir de ese momento deja de ser un sacrificio. No cambia la gente porqué no haz cambiado tu vida y corazón.

Dios oyó la oración de Jesús gracias a la reverencia que él tenía. Tu debes ser reverente ante Dios. Debes tener mucha reverencia para que ese sacrificio por el que tu oras no tenga otras manifestaciones. Por el sacrificio que Jesús iba a ofrecer ya él consideraba que estaba muerto, por eso no vivía como el mundo.

Lucas 22:44

44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.

Jesús tenía en medio de su sacrificio una agonía, pero tenía que morir por la humanidad y eso no podía cambiar.

Por medio de su agonía sucedía el juicio. El sustituto por la humanidad era Jesús, por eso obedeció. El diablo sabía también qué obtendría ese sacrificio, por eso trataba de evitarlo por medio de sus tentaciones.

No es solo orar e interceder, es tener también el corazón alineado al propósito de Dios. No es una oración egoísta de orar sólo por los tuyos, sino por otros que padecen. Sí no te duele la condición de los demás eres un hipócrita.

Jesús en medio de todo esto, no tenía fuerzas.

Jesús tenía una presión tal por lo que padecía que sudaba sangre, pero eso nunca permitió desobediencia, él sabía que muchos lo rechazarían y odiarían pero no se permitió soltar todo.

Jesús nunca buscó reconocimiento, el quería agradar al cielo, y lo hizo muriendo. Pero él antes de morir por la humanidad, murió al mundo.

Jesús dio su vida.

Jesús cuando no podía más y pensó en soltarlo Todo, llegó el ángel que lo ayudó. Todos tienen un ángel asignado para ayudarle y levantarle, espera el tuyo. Jesús no pidió uno, pero en su condición ameritó una visita. Tu también en medio de tu agonía necesitas una visita sobrenatural. Dios tiene un ángel preparado para fortalecerte. Mientras más Dios permite que él diablo te apriete es cuánto más cerca está por llegar el ángel.

En ese momento preciso, cuando piensas que Jesús no hará nada, es que llega lo sobrenatural.

El ángel llegó porque nunca se apartó de la presencia de su padre a pesar de todo lo que le rodeaba y tentaba. Aquí precisamente es que Dios no sólo requiere lágrimas, sino también sujeción, obediencia, fidelidad y entrega.

El ángel te transmite la paz, la tranquilidad, el gozo que necesitas. Sí realmente supieras lo que Jesús padeció canalizaras todo.

Jesús nunca abrió su boca, así  entregó su victoria, en silencio. En la agonía es que debes callar. Sí hablas se daña el sacrificio. El silencio hizo que obtuviera la victoria. Mientras hables no llegará. El intercesor es el menos que tiene que hacerlo, la intercesión es más que hablar. El propósito del diablo es atacarte para que hables, pero si lo haces dañas todo.

En medio del sufrimiento es que debes obedecer. Primero pregúntate ¿por qué estás sufriendo? ¿Por el hombre o por Cristo? El sufrimiento trae obediencia. El reflejo de la obediencia es su justicia. Sufres por qué quieres que tu familia se salve, pero lo haces con el mismo corazón que tienen ellos.

Romanos 8:26

26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

El gemido para Dios se convierte en una oración sobrenatural que ningún espíritu entiende lo qué está pasando, y esa oración llega al cielo y a su vez es respondida.

Daniel 8:27

27 Y yo Daniel quedé quebrantado, y estuve enfermo algunos días, y cuando convalecí, atendí los negocios del rey; pero estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía.

Sí tu que recibes la visión que fuiste quien la vio no la entiendes ¿cómo el que no la vio va a entenderla?

El propósito de Dios al mostrarte algo, no es para que tu se lo cuentes a otros, sino para que ores. Cuando lo cuentas no puedes orar por ella o él porque caíste en la misma condición que esa persona.

Tu intercesión es ponerte por otra persona para que él Espíritu Santo deposite en ti la carga y la agonía, eso debe ser parte de tu intercesión.

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