Nuestro Dios murió pero también resucitó. Nuestro Jesús no está muerto, no siguió en la tumba, por eso le alabamos, porque en Él tenemos la respuesta para todo, eso te hace más que vencedor, tu ADN es de un vencedor.
Estamos acostumbrados a orar porque tenemos habladuría pero no la palabra de Dios en nuestra boca.
Muchas personas viven en fracaso porque tienen una palabra de fracaso y muchas viven en victoria porque hablan de victorias, tu eres una fuente que emana lo que dice.
Santiago 3:8-11
Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.
Con la boca adoramos al Padre celestial y esa misma boca pide la bendición del cielo, pero también es la que usas para maldecir a tu hermano quién está hecho a imagen y semejanza de Dios.
Pero hoy nace una nueva generación de discípulos que habla lo que Dios dice. Sí Dios te pide que bendigas a tus enemigos, ¿has pensado lo que Dios está esperando qué hagas con tu hermano? Si dice que bendigas a tus enemigos, ¿qué puede esperar que hagas con tus hermanos?
Dentro de una iglesia son santos todos, pero cuando sales de ahí ¿quién eres? ¿Qué hablas? ¿Para qué usas tu boca?
Declaras y decretas lo que dice la Biblia, pero en la calle maldices, murmuras, hablas de tu prójimo.
Tu naciste con la identidad de Dios y así debes hablar, no tengas doble identidad, porque eso te hace mentiroso.
Pídele a Dios que pase carbones encendidos por tus labios, que haga una intervención en tu corazón, porque de la abundancia de tu corazón habla tu boca. Sí no puedes refrendar tu boca necesitas una intervención del cielo.
Dios está tomando en cuenta lo que hablas en el templo y lo que hablas fuera de él. Lo que eres dentro del templo también debes serlo afuera, las personas no ven lo que eres en el templo, sino lo que eres afuera. Rompe con el falso evangelio que haz vivido, y a partir de hoy se un verdadero discípulo.
1 Pedro 3:10
Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño;
¿Quieres ver días buenos y tener vida abundante? Refrena tu lengua. Pide perdón y a partir de hoy refrenda el mal que va a salir de tu boca. Vas a hablar mal de alguien o mal de algo, pide perdón a esa persona por no decir nada que edifique y calla.
No seas un cristiano ficticio que tiene una vida dentro de un templo y afuera tienes una vida como el diablo. Dios te pide que seas Santo, que el mismo Santo que eres en el templo sea el que está en su casa y en las calle. Ahí el Espíritu Santo no se podrá resistir de andar contigo.
¿Quieres tener vida, salud y días buenos? Refrena tu lengua. Sí Dios pasó por Isaías carbones por sus labios para que solo estuviese la palabra del cielo por su boca, también lo hará contigo.