Mateo 14:22-31 RVR1960
[22] En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. [23] Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. [24] Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. [25] Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. [26] Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. [27] Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! [28] Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. [29] Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. [30] Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! [31] Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
Muchos están contentos con la palabra que Dios le da y la promesa, sin saber que en medio del cumplimiento se va a levantar la tempestad, todos están firmes al principio, pero a medida que esperan esa fe va bajando.
La barca no estaba en la orilla sino en medio del mar y ahí era la prueba. Mientras la palabra depende de Jesús, tu promesa se va a cumplir, pero cuando el cumplimiento se debe a tu obediencia y tu fe es cuando viene la turbulencia.
Sí Jesús te lo dijo, él te está esperando al otro lado, aunque la tormenta se está levantando él hoy te dice, que tú fe no se hunda.
La fe funciona bien en la calma y todos le creen a Dios cuando se ve el camino despejado. Pero basta que esa barca se quede en el medio. ¿Qué sucede ahí?
¿Dónde está tu barca hoy? En la orilla o en el medio de la tormenta. El hecho de que Jesús te de una palabra no significa que no vendrán turbulencias. Porque lo que forma tu carácter es la tormenta en el medio del mar.
Cuando empieza la tormenta muchos empiezan a irse para atrás. Pero resulta que Dios te lo dijo, y si él lo dijo él lo va a hacer.
Todos quieren que todo funcione a su favor, pero eso no le forma el carácter a nadie. Basta que se levanté la tormenta para ver quién eres tú en Dios. Pero nadie quiere mantener una fe arriba cuando el mar se pone tormentoso.
Tienes que estar claro que cuando Dios te da la promesa debes saber que no siempre el viento te va a llevar al cumplimiento, puede que te quiera regresar a donde estabas. Pero resulta que aquí viene tu carácter. Los discípulos no se bajaron de la barca aunque el viento estaba en contra.
La fe de Abraham fue esperanza contra esperanza. Nada de lo que tenía estaba a su favor. Tu también estás llamado a eso.
Jesús te viene a decir está mañana, que aunque el viento se ha levantado ye esta al contrario él viene a decirte “tranquilo, yo soy”. Así que todo viento contrario tiene que volver a su calma, no afuera, sino adentro.
Tu eres quien tiene que producir tu fe, aunque todo afuera este hecho una tormenta, adentro tiene que haber calma.
Ve a tu promesa y alcánzala. ¿Tienes mucho miedo? Ve a Jesús.
Cuando él se dispuso, se bajó de la barca y fue allá, todo se turbo alrededor y tuvo miedo. Así pasa siempre, y no es lo que la tormenta hace afuera, sino lo que hace adentro. Cuando lo que pasa afuera mueve lo que está dentro, la fe empieza a bajar y a perder la esperanza y hace que te hundas así Jesús te esté llamando.
El problema no es lo que pasa afuera, sino cuando lo que está afuera afecta lo que está adentro. La circunstancias te dan carácter.
Busca a Jesús el que calma la tormenta.
Mateo 14:30-31 RVR1960
[30] Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! [31] Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
Cuando nos fijamos en las dificultades más que en las promesas estamos en peligro de sucumbir. Tu mirada debe estar en Jesús, aunque el barco se quede en el medio, el que te dijo lo que iba a pasar está ahí. Ahí está Jesús que es el único que tiene el poder para sacarte de donde el miedo te metió.
Aunque hayan tormentas no dudes, él lo va a hacer.
Él te dice “Tened ánimos, yo soy”.