Si tú lo crees será posible, la obediencia trae milagros, no permitas a tu mente que te hable porque ya el espíritu te habló, ordénale que se calle y ella obedecerá.
Dios permite circunstancias no para demostrar quién es, sino para que tú conozcas quien es Él, cuando tú conozcas quien es Él, lo que esperas sucederá.
Obedecer no es fácil, pero Jesús aprendió a hacerlo y no las dejó para que aprendamos nosotros también.
1 Reyes 17:8-16
¿Qué relación he intimidad tenía Elías con Dios que sucedió lo que él creyó?
Si solo crees, Dios vendrá a confirmar que él lo hace posible.
Es bonito que Dios te use para demostrar que usa a seres humanos para hacer cosas en la tierra.
Al justo Dios le tiene reservada su provisión, puede que el país se ponga muy fuerte, pero tranquilo, porque Dios te tiene reservada tu provisión. Las personas van a regresar a la iglesia no por lo que suceda en el país, sino por lo que Dios va a hacer por medio de sus hijos. Lo que Dios dice quedará para la historia.
Después que Elías obedeció a Dios y Él padre trató con él, se hizo visible su poder. La obediencia trae los milagros. Llegó el tiempo de no preguntar sino de obedecer a su voz y voluntad.
Elías tenía sus 5 sentidos desarrollados y agudizados para reconocer cuando Dios le hablaba. Nada agarrará a Dios por sorpresa y así debería ser con sus hijos. Dios hablará y al obedecer sucederá lo esperado porque el Padre no habla en vano, es escuchar, obedecer y sucede.
No te desenfoques de lo que Dios te dice, obedece para que suceda el milagro.
Dios multiplica lo que tú le das a él.
Dios cambió el lenguaje de la viuda de Sidón, porque llegó el propósito de Dios para ella. Ella nunca dijo que no tenía, sino que tenía poco, y luego eso poco lo dio.
Puede que tu mente te engañe diciendo que no tienes suficiente para darle a Dios, pero el darle a Dios de lo poco que tienes es la garantía de que se multiplique.
Elías no se atribuyó nada, le dio siempre toda la gloria a Dios. La mujer oyó, creyó y obedeció, eso es lo que tu necesitas para que algo suceda, no esperes ver para obedecer.
Dale a Dios primero y ese Dios te multiplicará todo lo que le diste.
El poder de Dios es limitado por tu lenguaje y mente que no creen y que hacen que las cosas no sucedan. La viuda nunca dijo que no tenía, sino que lo que tenía era poco, y él le dijo que eso era suficiente para dar y multiplicarlo. No hay nada que tengas que no haya sido de Dios primero, por eso te lo pide.
En medio de la hambruna, dale a Dios y eso será la garantía de tu abundancia en medio de la escasez.
Ofrécele a Dios no lo que te sobra, sino exactamente lo que necesitas, ese es el secreto de la multiplicación. Recibe la palabra en tu espíritu para que se te revele y la creas.
Si tú sabes que Dios te está hablando, nada tiene que tomarte de sorpresa, sino con una alabanza en la boca.
Dios por medio de Elías demostró que solo el Señor es capaz de hacerlo todo posible. Este país necesita a personas que repitan lo que el cielo dice para que se manifieste.
Hay que tener fe para dar lo que te queda y creer que se multiplicará.
Cree y punto.
Esta mujer tenía necesidades personales y familiares, lo más seguro es que tú también, por eso debes hacer lo que ella hizo, ofrenda de lo que tienes y de lo que te queda a Dios y esa será la semilla de la multiplicación. Esto sucederá con los justos. La fe de esta mujer activó el proceso del milagro de Dios.
Mientras hubo tres años de sequía en su casa hubo abundancia, no dependió de un hombre o de un gobierno, dependió del Dios a quien le dio lo que tenía. Obedece que Dios cumple.
Tus dádivas son la garantía de que algo suceda, tu puedes producir tu milagro hoy mismo. Cualquier circunstancia es buena para comenzar la siembra. Dedica tus ofrendas a Dios y él hará que fluya la provisión para tu vida terrenal.
Siembra, Dios lo multiplicará.
2 Crónicas 25:7-9
No siembres para ver, porque eso dice que no tienes fe.
Una cosa es tu deseo y otra la voluntad de Dios, y quien se mueve fuera de la voluntad de Dios, haga lo que haga le traerá consecuencia.
Jehová te puede dar más de lo que das, porque Dios no se queda con nada.
Lo que des bajo tu voluntad Dios no lo aprueba ni respalda. Todo lo que des y hagas debe tener el corazón correcto, cuando das en silencio ves la multiplicación, cuando das con murmuración todo lo que tienes en las manos se desparramará, todo se multiplica es en las manos de Dios.
2 Reyes 4:2-7
Créele a Dios.
No te unas a personas con espíritu diferente, únete a Dios para que hables lo que Él dice. Habla como Dios y muchos te odiaran, pero los frutos hablarán por ti.
¿Qué tienes en tu casa que puede ser la semilla para la multiplicación?
Ella se convirtió en sierva y hasta personas que no conocía se convirtieron en sus siervos.
Hay personas preparadas para ser la herramienta para multiplicar tu semilla. Lo poco que des es lo que hará que recibas mucho.
Conoce a tu Dios, obedece nada más.
Para lo que Dios va a hacer necesitas una fe más grande y una obediencia más grande que esta mujer. Dios no cerró su provisión, el aceite cesó cuando se acabaron las vasijas y cesó la fe. Aceite hay, lo que no hay es fe para hacerlo visible.
Hay deudas porque no hay siembra, porque no escuchas al Espíritu Santo, porque no se consulta a Dios y no hay unión con el cielo, porque no consultas al Padre antes de hacer.
Con lo que recibas paga tus deudas y vive con el resto tranquilo.
A la viuda se le multiplicó todo porque en medio de su ignorancia fue justa.
El recurso de la multiplicación salió de lo que tenía.
Cuando trabajas y lo que recibes solo es para ti, no eres justo.
La provisión fue de acuerdo a lo sembrado y la fe que tuvo la mujer. De lo que tienes si lo pones en las manos de Dios vendrá la multiplicación.
Dios quiere que suceda lo sobrenatural en tu casa y en medio de la situación que estás viviendo.
Elías tenía apetito y la viuda preocupación, y los dos tenían al mismo Dios que podía hacer el milagro.