La palabra que libera el alma es el perdón. Cuando dejas e perdonar estás ligando almáticamente a esa persona. El perdón necesita ser liberado y los pecados deben ser confesados. Mientras estés en pecado, así confieses, hasta que no te arrepientas, siguen ahí. El pecado daña de adentro hacia afuera. Confiesas, pero sino te arrepientes sigues atado, al arrepentirte eres libre.
El perdón libera el alma, no el cuerpo no el espíritu. Cuando ofreces perdón y pides perdón eres libre.
Tienes un espíritu que se contamina con el alma, y el alma no quiere hacer visible al espíritu.
El trabajo del Espíritu Santo es fuerte, porque ahora el pecado no solo está fuera de la iglesia, sino también dentro de la iglesia.
Una llave que libera el alma es el perdón. Las personas resentidas, obstinadas, amargadas están así por falta de perdón, porque hay una atadura interna, porque hay resentimiento.
Dios no puede liberarte del resentimiento, solo tu puedes hacerlo hablando con él. Dios quiere hablar con tu alma.
Libera las cadenas del rencor, del odio, del orgullo. El perdón es esencial para tu relación con los demás. ¿Cómo te puedes relacionar con las personas si llevas cadenas con cosas pasadas? Hay enfermedades en el cuerpo que vienen de ataduras internas, del corazón.
¿Qué sucede si no perdonas? No solo no tienes relación con los demás, sino tampoco con el Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El psicólogo y el psiquiatra no pueden resolver en ti lo que hace el perdón, las pastillas y terapias pueden dormirte o hacerte sentir bien por momentos, pero no te libera del odio, resentimiento, rencor, amargura.
El Espíritu Santo se debilita y contrista si no hay perdón en ti.
Jesús nos mostró el perdón de manera impactante.
Los cristianos piden por cosas materiales y físicas, pero pocos por lo que necesita su interior.
Lucas 23:34 RVR1960
[34] Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
Jesús pedía perdón por ellos porque él ya en su corazón los había perdonado. La palabra es la teoría y la práctica es lo que tienes que hacer después de leerla.
A Jesús le convenía perdonar, no lo hizo porque ellos debían ser perdonados, sino por él, porque el debía ser limpio y puro para su propósito.
En el momento más fuerte y doloroso en su vida, Jesús decidió perdonar. No lo hizo solo para liberar a los que lo oprimían sino para experimentar la verdadera libertad.
Sí quieres ser libre, toma la decisión de perdonar.
El camino hacia la verdadera libertad es el perdón. Nada harás guardando rencor, odio y resentimiento.
No puede haber paz sino hay perdón. Si Jesús no perdonaba no podía cumplir su propósito.
Necesitas el perdón en tu vida porque sin él no puedes acercarte a Dios, lleno de odio, rencor, prepotencia, molestia.
1 Juan 4:20 RVR1960
[20] Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
En medio de la circunstancias Dios está sacando a Jesús en ti.
Si Jesús expresó perdón no puedes hacer menos de quien es tu ejemplo de vida.
Muchas veces nos aferramos al rencor para justificar que van a seguir en lo mismo si le perdonas, pero Dios te manda a perdonar.
El perdón no es para los otros, es para ti.
El perdón te libera del chisme, de la hipocresía, del odio.
Perdonar te hace feliz.
El que te hace daño es la herramienta de Dios para enseñarte a perdonar.
El perdón libera tu alma de la carga del resentimiento.
Mateo 6:14-15 NTV
[14] »Si perdonas a los que pecan contra ti, tu Padre celestial te perdonará a ti; [15] pero si te niegas a perdonar a los demás, tu Padre no perdonará tus pecados.
Necesitas ser libre del pecado de no perdonar. El perdonar no es una opción, es una necesidad.
Cuando perdonas abres espacio para que el Espíritu Santo entre y se manifieste en tu vida. Y empiezas a ver a las personas como Dios lo ve.
Es en ese momento de dolor que el perdón tiene más valor para Dios.
Que tú vida sea la palabra para otros.
El perdón perfecciona el amor en ti.
Se trata de entregar tu carga a Dios para que él haga.
El perdón te libera a ti pero no necesariamente a la otra persona, sin embargo, es importante para tu vida, hazlo.
Es un acto de obediencia que Dios recompensará con sanidad y paz.
Cuando pides perdón y perdonas Dios te da la oportunidad de vivir una vida feliz y en paz.
El Espíritu Santo se mueve poderosamente en tu vida cuando decides perdonar.
El perdón es necesario para tu vida así la otra persona no lo merezca.
El perdón libera todo. Tu dedícate a perdonar, no te preocupes por quién no lo hace, ellos tendrán su consecuencia.
Mateo 5:23-25 NTV
[23] »Por lo tanto, si presentas una ofrenda en el altar del templo y de pronto recuerdas que alguien tiene algo contra ti, [24] deja la ofrenda allí en el altar. Anda y reconcíliate con esa persona. Luego ven y presenta tu ofrenda a Dios. [25] »Cuando vayas camino al juicio con tu adversario, resuelvan rápidamente las diferencias. De no ser así, el que te acusa podría entregarte al juez, quien te entregará a un oficial y te meterán en la cárcel.
En cuanto a un creyente que ofende a su hermano y no se reconcilia Dios mismo se hace su adversario y deja de ser su salvador.
De tu libertad pasarás a la cárcel por falta de perdón.
1 Juan 1:9 NTV
[9] pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
No hay pecado tan grande que Dios no pueda perdonar, pero debes hacerlo con humildad y sinceridad. Sí debes perdonar o pedir perdón hazlo porque tú vida necesita sanidad y la manifestación del poder del Espíritu Santo. A través del perdón empezarán milagros sobrenaturales en tu vida.