Malaquías 3:8-10
»¿Acaso roba el ser humano a Dios? ¡Ustedes me están robando! »Y todavía preguntan: “¿En qué te robamos?”. »En los diezmos y en las ofrendas. Ustedes —la nación entera—, están bajo gran maldición, pues es a mí a quien están robando. »Traigan íntegro el diezmo a la tesorería del Templo; así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice el Señor de los Ejércitos—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde.
El diezmo representa la llave para tu bendición. ¿Por qué Dios pide el diezmo íntegro? Porque no le puede faltar nada. Y porque tú necesitas la bendición de Dios.
Cuando tú traes tu diezmo estás cuidando todo lo que recibes, porque estás bajo un pacto que Dios hizo contigo.
Cuando tu eres un diezmador y sembrador fiel la escasez tiene prohibido entrar en tu vida, porque Dios no dice que abrirá un hueco sino que abrirá las compuertas del cielo para que caiga bendición hasta que sobreabunde.
Cuando tú vayas a orar por tus finanzas debes citar la palabra de Dios, porque ella dice que tú debes obtener frutos y que tu Papá exterminará todo destructor y todo lo que quiera comerse tus finanzas.
La conexión espiritual del diezmo y Dios es importante, el diezmo te conecta al hombre de Dios para que la palabra que sale de su boca penetre en tu espíritu. Cuando te comes el diezmo te rebelas contra su palabra y ella no puede penetrar en tu espíritu y necesidad.
No cortes la conexión. Cuando tienes una demanda en tu diezmo y ofrenda la palabra de Dios que sale del altar va a nutrir tu espíritu y llenar tu necesidad.
Malaquías 3:11
Reprenderé al devorador para que no arruine sus cultivos y las vides en los campos no pierdan su fruto —dice el Señor de los Ejércitos—.
No te dejes contaminar con los que no diezman y dicen que no es necesario. Tu necesitas del alimento que sale del púlpito. Si eres fiel con tu diezmo y ofrenda Dios te da la promesa que las compuertas del cielo se abrirán.
Tienes que adueñarte de esta palabra, y cuando venga el día malo tienes que decretarla. Y el mismo Dios se levantará a tu favor para defender tu provisión.
Todo demonio, devorador y circunstancias tiene que salir huyendo de tu vida, finanzas, planes, negocio. Así que aduéñate y sal a defender tu cosecha y echa fuera al diablo. Cualquier excusa que el diablo quiera poner para comerse tu dinero, sácala de tu vida y declara la palabra de Dios.
Si eres un fiel diezmador el diablo va a huir de tus finanzas, de tu hogar y toda miseria tiene que huir.