El corazón del intercesor

Aunque no se vea, el ser humano tiene dos corazones, el terrenal y el espiritual. Todo lo que tu eres no es lo que reflejas, es lo que eres por dentro, si vives de acuerdo a lo externo, porque eres congraciado físicamente, vives en una mentira, porque todo lo que eres es lo que sale de ti cuando tus sentimientos afloran por una circunstancia.

En la iglesia evangélica están pasando fenómenos, muchos se llenan y se enaltecen por tener muchos creyentes, pero sin importar que todos están en el infierno porque no viven como Dios exige.

Salmos 51:10

10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,

Y renueva un espíritu recto dentro de mí.

David nació con corazón, sin embargo le pidió al Padre que le diera otro porque reconoció que el que tenía estaba dañado. Te hace grande reconocer no quién eres en Dios, sino la maldad que hay en ti. Pecado no reconocido no se perdona. David reflexionó que se sentía a diario con odio, amargura, rabia, resentimiento y entendió que todo estaba en el corazón. Por eso le pidió al Padre respuesta de lo que estaba sintiendo sin justificarse.

El tenia un corazón interno dañado por lo externo. Pero lo reconoció al Padre para que él hiciera algo. Sentarte en una silla por dos horas para escuchar una predicación no te hace Santo, es lo que haces después de eso para mantenerte sacrificado, ¿cuánto oras, buscas a Dios o te arrepientes?.

2 Corintios 7:16

16 Me gozo de que en todo tengo confianza en vosotros.

En el mundo hay muchas cosas externas que pueden impedir que la bendición llegue, una de ellas es que tu no mantengas la consagración. Eso no depende de Dios ni del diablo, sino de ti. Dios por medio de Jesús te limpió, pero afuera hay muchas cosas que pueden ensuciarte y contaminarte. Lo que tu amas más que a Dios es lo que te contamina.

Hoy debes empezar el tratamiento para la enfermedad que tienes, tu enfermedad es un corazón dañado. Muchas veces decimos que somos algo y resulta que no somos nada y por lo tanto dañamos lo que Dios es, por no manifestar lo que decimos.

Muchas veces consideras que muchas cosas de las que tienes son de Dios, y resulta que él diablo tiene la capacidad de darte muchas cosas simulando que son bendiciones de Dios, para tenerte tranquilo y alejarte del sitio de oración, consagración y santidad.

La santidad se puede encontrar y alcanzar, pero si no hay temor a Dios no se logra. Hoy se peca más con el cuerpo que con los ojos.

Por medio del corazón se contamina el cuerpo y el espíritu, y se contaminan por las ventanas del corazón, que son los ojos, los oídos, la boca, porque lo que ven lo creen, lo que escuchan lo creen, lo que hablan lo crean.

Todo lo que contamina tu corazón debes sacarlo. La fe es para creer y hacer. Hay mucha gente que está haciendo pero están muertos, porque resulta que no es la fe de Dios sino la suya. No puede haber santidad sin temor a Dios.

Para pedir perdón no necesitas ayunar, sino pedir perdón. El perdón es peor que él cáncer, más que el cáncer lo que mata es tener odio, resentimiento y rencor hacia otro.

¿se le hará más fácil al Espíritu Santo convencer a un inconverso del pecado que comete que a un cristiano? Sí, porque los cristianos creen que por congregarse y aceptar a Dios son salvos y por lo tanto no se arrepienten del pecado. David entendió lo que todos los creyentes necesitan entender. ¿Cuántos tienen el corazón podrido y viven justificándose? Puedes vestirte con la ropa más hermosa y cara, el perfume más oloroso y famoso, pero podrido y mal oroso de pecado para Dios.

David concluyó que tenía que ver hacia adentro, haz lo mismo, deja de ver hacia afuera y vete hacia adentro, vete en el espejo de la palabra y reconoce lo mal que te ves. El espejo físico te dice que no salgas de la casa fea o sin peinarte y pintarte, pero el espejo de la Biblia te dice que no salgas con el corazón sucio y dañado.

Las personas quieren verse bonitos por fuera pero con el corazón horrible, dañado y sucio.

¿por qué no puedes amar y perdonar? Porque tienes algo dañado en el corazón. El perdón no son palabras, son hechos. La persona que vive en el poder de los recuerdos nunca será sano, eso no lo arregla ningún doctor terrenal, necesitas es ser sincero contigo mismo y reconocer qué hay de mal en tu corazón.

¿de qué sirve ser sincero con otra persona y no ser sincero contigo mismo? Renuncia al yo que te gobierna. David empezó a hablarle a su alma, por su angustia, su preocupación, su afán, su circunstancia.

Sí lo que tienes adentro no lo soportas reconócelo y confiésalo. Tu alma necesita liberación. La santidad no se muestra con lo externo, sino con lo interno. Tu manera de vestir representa todo lo que tienes en el corazón, ¿andas con un pantalón roto y remendado? Así está tu corazón.

Sí vives envuelto en un recuerdo del pasado y no renuevas tu corazón vives atado. Ocúpate de ti, ¿de qué sirve ayudar a todo el mundo para que sea salvó y no te preocupas por ti?

Cuando le das más importancia al cuerpo demuestras que no tienes identidad. Jesús sabía que el cuerpo era el alimento para los animales, y a pesar de eso fue tan santo que su cuerpo no se lo comió ningún animal, porque sacrificó su alma, mente y cuerpo.

David le pidió a Dios un corazón nuevo porque reconoció que el que tenía estaba dañado. ¿Tu necesitas un corazón nuevo?. No te de pena reconocer tu pecado, arrepiéntete para que tengas vida eterna.

El corazón de David era impuro, a pesar de ser un hombre que le cantaba a Dios y era dirigido por Dios, como será en la actualidad cuando vivimos en una iglesia que vive por dones. Hay que ser humilde de corazón para que él se tome el tiempo para sanarte. El corazón de David estaba tan dañado que Dios se lo tenía que cambiar, porque no aceptaba corrección. El corazón dañado no acepta corrección.

Ezequiel 18:31

31 Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel?

No tener un corazón recto y limpio te mata. No te mata la enfermedad ni la economía, lo que te está matando es el pecado. Deja la rebelión y busca un corazón nuevo, para eso debes ir a quien lo creó, al Padre del cielo.

Dios limpia primero el espíritu para dar un corazón nuevo, porque sino el espíritu puede contaminarlo. El corazón debe arreglarse rápido, porque dañado es perverso y máquina maldad, el corazón te mata, no hace falta un suicidio físico cuando ya al sólo pensarlo te moriste.

Es imposible tener un corazón recto cuando lo tienes lleno de pecados no confesados.

No te está matando la enfermedad y las circunstancias, sino el pecado que no haz confesado. David oraba pero no era escuchado por los pecados ocultos que tenía en su vida.

Salmos 32:3-5

Mientras callé, se envejecieron mis huesos

En mi gemir todo el día.

Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;

Se volvió mi verdor en sequedades de verano.

Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.

Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;

Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. 

Vives arrastrándote por no confesar tu pecado.

David concluyó que no era Dios, el díablo, ni las circunstancias los del problema sino que era el mismo. Vete en el espejo de la palabra y ve lo malo que hay dentro de ti. Confiesa tus pecados ante Dios para ser perdonado y apártate, para así alcanzar misericordia y salvación. Confiesa tu pecado y apártate. David confesó y no pecó más. Aunque venga el pecado por el cual ya fuiste perdonado ciérrale la puerta y no le des cabida, no vuelvas a pecar.

¿de qué te sirve gemir por el dolor que te causaron y no perdonar o pedir perdón? David gemía pero no se arrepentía, tenía repercusión por no arrepentirse. Las personas que fácilmente se enferman es porque tienen cosas ocultas en su corazón, la cura para eso es pedir perdón y confesar su pecado.

Dios no acepta pecados porque él es santo. El único que te apoya es el diablo porque lo que estás haciendo adora al diablo. Confiesa tus pecados de forma franca, verdadera y abierta. No te preocupes por lo que digan los demás, preocúpate por lo que dice el cielo.

El pecado te arruga, te envejece, te cambia el color del cabello y la piel.

El pecado endurece tanto tu corazón que el Espíritu Santo no puede redargüirte de lo que haces y no recibes corrección.

Job 31:33-34

33 Si encubrí como hombre mis transgresiones,

Escondiendo en mi seno mi iniquidad,

34 Porque tuve temor de la gran multitud,

Y el menosprecio de las familias me atemorizó,

Y callé, y no salí de mi puerta;

Reconoce que tu eres el que está enfermo y no le eches la culpa a otro, la sabiduría del cielo debe decirte que tu eres el problema y lo que está en tu corazón.

La persona que te mantiene en el pecado es hijo del diablo y no te ama, el hermano que te corrige y te dice el pecado que estás cometiendo te ama y quiere que no te pierdas, acepta su ayuda. Procura estar rodeado de hermanos que te amen.

Cuando tu corazón se daña no puedes entrar en la presencia de Dios sino te arrepientes antes. Cuando no confiesas tus pecados y estás lleno de arrogancia, altivez y orgullo creyendo que sólo tu estás bien, Dios no te escucha. Dios escucha el corazón arrepentido y humillado.

Muchos están dispuestos a confesar su pecado pero no a abandonarlo. Ahí tienes más problemas porque le dices a Dios que estás pecando pero lo sigues practicando. Arrepiéntete.

Levítico 26:40

40 Y confesarán su iniquidad, y la iniquidad de sus padres, por su prevaricación con que prevaricaron contra mí; y también porque anduvieron conmigo en oposición,

Hoy es el día de confesar que eres pecador, que tienes un corazón corrompido y dañado y necesitas que Dios lo cambie. La confesión es la única forma de restauración.

Puedes peinarte, arreglarte, vestirte bien y perfumarte, pero el corazón dañado te hace ver horrible delante de Dios.

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