Juan 17:17 NVI
[17] Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad.
Es imposible escuchar la palabra de Dios y seguir siendo igual.
La iglesia está como esta porque tiene la palabra a pero no relación con ella. Porque la lee, pero no la vive.
La iglesia vive buscando que alguien le diga algo, cuando Dios ya le dice la verdad en su palabra.
Lo único que va a libertad al mundo es la verdad de Dios. La verdad hecha hombre, Jesús.
La verdad que no viene de la palabra, es mentira.
La misma palabra que promete, exige.
La santificación no es un estatus, es un proceso. La iglesia dice que pasa por procesos, pero procesos que no lo cambian, entonces viven autoengañados. La verdad te da santidad.
La mayoría que está sufriendo es por consecuencia, no por procesos de Dios.
Quien honra a Dios le obedece. No vive para él a medias. Se aparta para santificarse.
¿Lees la palabra y la vives? ¿Te consagras para Dios para su venida?
No puedes vivir diferente haciendo las cosas igual. Si estás en pecado, estás en contra de la palabra.
Sino estás comprometido con la verdad de Dios, lo estás con la verdad del diablo.
Nadie que se encuentre con las escrituras, puede seguir igual.
Sí la iglesia despierta, el diablo no podrá seguir haciendo lo que le da la gana.
Juan 17:18 NVI
[18] Como tú me enviaste al mundo, yo los envío también al mundo.
Juan 20:21 NVI
[21] —¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.
La verdad es la que libera.
Necesitas la paz en tu espíritu, y solo te la da Jesús. Si las cosas del mundo te desesperan, estás desenfocado. Tu paz no te la da el mundo, ni el sistema, te la da Dios. Tu paz no es terrenal, es del cielo.
No te hagas dependiente de la oración de otro, abre tu boca y alza tu voz a Dios.
Dios no puede honrar a quien no le honra. Ser discípulo es ser enviado, a predicar la verdad.
Lo que te sucede es para tu formación y para que te parezcas a él.
Tienes el privilegio de que Dios te envió. Te envió tu papá. El que obedece, honra al padre, y el que le honra, él lo honra. Lo que aún pasas es para que él refine tu corazón.
Tu te entregas a Dios hoy y ya al día siguiente ya debes salir a buscar a otras almas para su salvación, es una orden.
El que no predique hoy en día es porque está muerto.
¿Qué has hecho para Dios y dado a los que necesitan de lo que tienes?
Cundo estás en la manos y en la voluntad de Dios, los milagros empiezan a suceder.
Comienza a servirle a Dios y verás como él se encarga de tus problemas.
El mismo mundo que rechazó al mundo, rechazará a los enviados.
Las comodidades te están separando de Dios. Porque te enfocas en buscarla. Cuando la verdad es que mientras vivas y sirvas a él, la comodidades te alcanzarán.
Jesús oró para que fueses preservado al ser enviado.
Cuando te atreves a obedecer y creer a Dios, algo sucede.
Alguien oró por ti, y no fue un pastor o una persona, fue el propio Jesús, el hijo de Dios.
Juan 17:24 NVI
[24] »Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me has dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo.
No estás en donde estás por casualidad, estás ahí por un propósito, porque alguien oró para que eso sucediera.
