Dios está esperando en tu cambio a pesar de lo que haces y dices. El no cambia porque él no depende de tu amor para amarte, el te ama porque es Dios.
Una multitud de personas en un local es un lugar lleno de gente no de discípulos.
Dios no hace bulla, Dios se manifiesta y punto.
Tu escoges si seguir siendo de la multitud o pasas a ser discípulo. Es hora de recuperar el verdadero evangelio.
Marcos 10:46-49
46 Después llegaron a Jericó y mientras Jesús y sus discípulos salían de la ciudad, una gran multitud los siguió. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino. 47 Cuando Bartimeo oyó que Jesús de Nazaret estaba cerca, comenzó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!».
48 «¡Cállate!», muchos le gritaban, pero él gritó aún más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!».
49 Cuando Jesús lo oyó, se detuvo y dijo: «Díganle que se acerque».
Así que llamaron al ciego. «Anímate—le dijeron—. ¡Vamos, él te llama!».
Que importante sería que tu seas el tropiezo para que Jesús te toque.
La multitud, mientras el ciego Bartimeo clamaba, lo mandaban a callar. Pero el ciego sabía que su necesidad sólo tenía una solución y respuesta y era Jesús. Cuando clamas a la persona indicada obtienes respuesta. El ciego no sé quedó tranquilo y clamó al indicado y recibió respuesta a su necesidad. El ciego sabía que necesitaba de Jesús.
Jesús le preguntó “¿qué quieres que te haga?” ahora pregúntate ¿qué quieres que Jesús te haga? El ciego se convirtió en ese momento en discípulo porque él puso su confianza en el indicado, y su confianza y fe, a pesar de la multitud, hicieron que el milagro se manifestara. La multitud no evitó que Jesús manifestara su amor y su poder por el ciego. La multitud estaba detrás de Jesús por lo que él les daba, en cambio el ciego porque sabía quién era él.
Un discípulo es formado, anda y vive de la misma manera que su maestro. Es un aprendiz que anda a los pies del maestro para aprender y hacer lo que recibe de él. Multitud significa mezcla, gente mezclada en un lugar, en la iglesia se podría decir que son personas que tienen palabra pero no vida.
Hay muchas personas, pero pocos discípulos que quieren aprender del maestro, vivir cómo él y par a él. No seas de la multitud se discípulo.
Éxodo 12:38
38 Con ellos salió una gentuza que no era israelita, junto con grandes rebaños y manadas.
La multitudes tiene un espíritu, el de Coré. Es un Espíritu murmurador e idolatra a los lujos, se queja por lo que pasa y quiere tener comodidades y lujos. La multitud de Israel con los lujos que sacaron de Egipto hicieron el becerro de oro. Dios no necesita el dinero de la tierra, necesita de ti.
Dios necesita incomodarnos para que clamemos a él, sin embargo no siempre lo hacemos. Quizá esa incomodidad que Dios permitió y provocó en tu vida, aunque lo veas como desgracia, está haciendo que el verdadero mal caiga sobre ti.
La multitud tenía la actitud incorrecta, estaban con Jesús por la comida que les daba, no por aprender de él.
Números 11:1
11 Poco después el pueblo comenzó a quejarse de las privaciones que enfrentaba, y el Señor oyó todo lo que decían. Entonces el enojo del Señor se encendió contra ellos y envió un fuego que ardió entre ellos y destruyó a algunos en las afueras del campamento.
La queja de la multitud antes de llegar al Pastor o a las personas, llega primero a Dios. Antes de que te quejes y alguien se entere, lo hace Dios, lo permite porque tu tienes un libre albedrío. Él no impide tu decisión porque él permite que hagas lo que quieras.
Cuando la multitud de Israel se quejó, la ira de Dios empezó a caer sobre ellos. Todo provocado por la mala actitud de la multitud. En ese momento la multitud empezó a orar y clamar y Moisés elevó su oración a Dios para que se calmase, y Dios calmó su ira.
En ese momento Israel se mezcló con extranjeros y los hijos de Israel empezaron su queja nuevamente por lo que estaban pasando, lo que comían, lo que estaban viviendo, anhelando su pasado de esclavitud. La multitud se cansa de comer lo mismo porque comen lo de la tierra, los discípulos disfrutan lo que Dios le da de comer para su transformación.
Las multitudes no son sinónimo de crecimiento, Dios habla no de números sino de frutos.
La multitud murmura y reclama de lo que reciben, los discípulos no porque están siendo formados.
Marcos 10:47-48
47 Cuando Bartimeo oyó que Jesús de Nazaret estaba cerca, comenzó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!».
48 «¡Cállate!», muchos le gritaban, pero él gritó aún más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!».
Tu necesidad debería sacarte de la boca el nombre de tu salvador, porque él es el único que tiene respuesta para tu solución. Jesús no se ha detenido y resuelto tu circunstancia porque no estás clamando a él, estás usando tus herramientas, respuestas y destrezas. Pero ellas poco a poco se te irán acabando, al punto de que tendrás que clamar al cielo para una solución. Cuando lo hagas te darás cuenta las grandes bendiciones que están para ti, que estuvieron reservadas hasta que clames a él y grites su nombre ¡Jesús! Grita al indicado que es el único que tiene respuesta para lo que tu necesitas.
Grita a Jesús a pesar de la multitud, porque ellos no tienen respuesta a lo que tu tienes, Jesús sí. Grita a tu salvador ¡Jesús!
Cuando el ciego clamó, Jesús no vio a un mendigo, vio a un hijo.
Para Dios es más importante salvarte que sanarte. Eso sucedió en un clamor.
No te preocupes por tu reputación, no ames más lo que digan de ti que a tu Padre. El propósito de eso es desenfocarte, no lo permitas. Que nadie opaque tu clamor para atraer tu respuesta. No te preocupes por lo que dicen, porque eso retiene tu respuesta y bendición. A Bartimeo no le preocupaba la multitud, que se convertía en obstáculo a su clamor. Fue tan grande su clamor que superó el obstáculo y recibió respuesta.
La multitud sirve de tropiezo para que el necesitado llegue a Jesús. La razón es porque la multitud no tiene oídos para el clamor de un necesitado, por lo tanto no tiene compasión ni amor.
Cuando tu gritas, a pesar que todos se escandalicen, y digan que eres un endemoniado, no te preocupes, ese grito atraerá la respuesta que necesitas.
No en todas las iglesias está Jesús, puede haber personas hablando su palabra, pero no recibiéndola como corrección para ser transformados.
Que la circunstancia te saque el clamor correcto.
Jesús siempre está dispuesto a atender al necesitado. Los gritos que atormentan a la multitud, son los indicados para que Jesús en medio de ellos se detenga a escucharte.
Cualquiera llena un espacio pero no cualquiera lo llena de Jesús. No hace falta ser cristiano para llenar un espacio, pero sé necesita ser discípulo para que Jesús se manifieste.
Sólo aquel que es discípulo puede revelar la imagen de Jesús para el llamado que tiene un necesitado de su salvador, la multitud no.